Hoy me he levantado con ganas de contar una historia que me pareció la mar de curiosa y ya que nos estamos acercando a fechas en la que las bodas florecen como las margaritas, como no compartirlo con vosotros.
Desde su origen los vestidos de novia han seguido la moda y la norma del momento; en la época romana se casaban con una túnica blanca adornada únicamente por un velo púrpura y una corona de flores.
En la Edad Medía se imponía el color rojo y en el Renacimiento ya no importaba tanto el color pero sí la riqueza del vestido. Éstos se llegaban a decorar con remates en oro y plata los más pudientes y con ricas telas aquellos que no podía permitirse un gasto de estas características.
...
En la Edad Medía se imponía el color rojo y en el Renacimiento ya no importaba tanto el color pero sí la riqueza del vestido. Éstos se llegaban a decorar con remates en oro y plata los más pudientes y con ricas telas aquellos que no podía permitirse un gasto de estas características.
...
Pero no fue hasta el siglo XIX cuando el blanco se impuso como tono exclusivo para la celebración de este tipo de eventos. Vino de la mano de la reina Victoria de Inglaterra luciendo un vestido blanco bordado en oro que causó furor en la sociedad de la época consiguiendo marcar tendencia, la cual permanece intacta en nuestros días. No obstante, merece la pena mencionar que la iglesia católica vio con muy buenos ojos esta elección ya que, recordemos, que el color blanco es símbolo de pureza y virginidad con lo que dio lugar a que esta moda se generalizara todavía más.
Ya en el siglo XX contribuyeron a que esta tradición siguiera las trazas marcadas un siglo anterior, bodas como las de Grace Kelly o la reina Fabiola de Bélgica cuyos vestidos fueron protagonistas tanto o más que ellas.
Hoy en día existe un gran abanico a nuestro alcance; desde los más clásicos a los más vanguardistas, desde las firmas de toda la vida a los nuevos diseñadores que van pisando fuerte, desde los sueños infantiles postrados en una cama a los nervios de la noche de antes...
Sólo queda una cosa... qué cuando des el paso (si no los ha dado todavía) sea para vivir una vida plena de felicidad pero sin olvidar que ésta se encuentra en cada pasito que damos día a día y no solo en uno.. aunque sea el MÁS ESPECIAL. ;)
¡Sed felices!
No hay comentarios :
Publicar un comentario